PARIS/ Bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy, el Gobierno dio al ejército francés una autorización histórica: la de desarrollar armas digitales ofensivas, vectores informáticos para penetrar, dañar y destruir sistemas informáticos de potencias consideradas rivales. Con ello se sumaba a la más que preocupante evolución que se da en el sistema internacional. Países como China, Rusia, Estados Unidos o Israel ya están en ello. En el caso de Pekín, está más claro aún: Ya dispone de un texto militar, que teoriza la posibilidad de dominar a un rival sin bombas, mediante una secuencia de ataques no militares que incluiría una fase informática. |