PARIS/ A finales de la
primera década del 2000, París propulsó a fondo la fiebre del uranio,
al impulsar una nueva mina gigantesca en República de Níger, y
asegurarse un contrato de prospección en exclusiva en República
Democrática del Congo. Imouraren, en Níger, es desde entonces la clave
secreta de las guerras de Mali, y de la represión de los tuareg. |