No hay manera. No existe. La noción de publicidad ha sido descartada de esta publicación. La razón es relativamente simple: Ofrecer superficie o tiempo publicable, a cambio de dinero, para mensajes de venta elaborados y concebidos fuera de la redacción, eso es algo que corresponde perfectamente a la célebre frase que, en su día, pronunció un alto dirigente de una gran televisión comercial generalista francesa.
Dijo: "Seamos realistas: en el fondo, el oficio de TF1 (NDLR: su televisión) es ayudar a Coca-Cola, por ejemplo, a vender su producto (...) Para que un mensaje publicitario sea percibido, es necesario que el cerebro del telespectador esté disponible. Nuestras emisiones tienen la vocación de hacerlo disponible (...) prepararlo entre dos mensajes (publicitarios). Lo que vendemos a Coca-Cola, es tiempo de cerebro disponible (...) Nada más difícil que obtener esa disponibilidad. Porque ahí reside el cambio permanente. Hay que buscar constantemente los programas que funcionan, siguen las modas, surfean sobre las tendencias, en un contexto en que la información se acelera, se multiplica, se banaliza".
De esa explicación se desprende que, una vez entrada la lógica publicitaria en una publicación, imposible no "buscar constantemente los programas que funcionan, siguen las modas, surfean sobres las tendencias".
Por el contrario, si bien la "publicidad" como tal no tiene lugar en Ojalá/SanchoPanza, sí que lo hay para aquellas personas, agentes sociales, empresas, colectivos o territorios que quieran darse a conocer vía nuestra publicación. Funcionará por afinidad, y sale más barato --y sin alea moral--que la publicidad.
La reinvención del publirreportaje
Nos parece legítimo hacer explícito, reconocido y público, una práctica que existe desde siempre y de todas formas en el periodismo: El reportaje sobre una causa, una empresa, una persona, un territorio, una iniciativa, una comunidad por la que el reportero y la redacción sienten, de antemano, empatía. Y en SanchoPanza/presse/coop, para abrir ese espacio explícito, hemos decidido raptar, a lo bestia, una noción (más bien impresentable) venida del mundo de la publicidad: el publirreportaje.
Esta manera de anunciarse en Ojalá/SanchoPanza exige cierta disciplina y sinceridad de antemano por parte de ambas partes. La redacción de Ojalá/SanchoPanza se compromete a una total sinceridad en cuanto a la empatía por una causa o un colectivo. Y, por su parte, el anunciante se compromete a aceptar el texto, imágenes y sonidos que salgan de la 'pluma' del reportero que trabaje el tema.
Será una relación de confianza y de descubrimiento mutuo. Dado el alto nivel de exigencia de Ojalá/SanchoPanza en fact-finding y en fact-checking, entrar en el espacio publirreportaje de nuestra revista será pronto como un lábel de calidad: si una empresa acepta abrir sus puertas a un reportero de Ojalá/SanchoPanza para un artículo de fondo que llevará semanas, eso significa que, de verdad, esa empresa no tiene nada que ocultar al ciudadano o al consumidor.
Los publirreportajes llevarán siempre el icono de Wilfredo Lam que figura en esta página, y así serán reconocibles por el lector.
Para planear un publirreportaje en Ojalá/SanchoPanza, contactar al mismo tiempo con comercial[arroba]sanchopanza[punto]eu --para cuestiones de coste-- y con andres[arroba]sanchopanza[punto]eu para el capítulo redaccional.
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